sábado, 2 de mayo de 2015

El cine de Carlos.

Por Seth alvarez.
En un famoso canal de videos en la red, me encontré con una película, que por su título, llamó mucho mi atención. La cinta relata la historia de Carlos, un hombre que en vísperas de su matrimonio, encuentra un mapa dibujado por una amiga de su niñez. Con nostalgia y curiosidad decide seguir el rumbo trazado y las indicaciones lo llevan a una casa. Ahí, los padres le cuentan que la niña falleció a los siete años. Tiempo después, Carlos regresa para darles la tarjeta que alguna vez escribió su amiga y entonces, se encuentra con una inusitada sorpresa.
La película se llama La Muñeca Reina del director Sergio Olhovich. Esta es una cinta filmada en 1971, y cuenta con la participación actoral de Enrique Rocha, Ofelia Medina y Helena rojo. Desde el principio, la historia me  resultaba muy conocida porque muchos años antes, yo había leído ese cuento. Un relato del mismo nombre y escrito por Carlos Fuentes.
Como es sabido, Fuentes fue un exitoso y prolifero escritor, que perteneció al grupo del denominado Boom hispanoamericano. Una agrupación literaria constituida por Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. En los trabajos de este singular escritor, destaca principalmente su compromiso político y social. Sus obras han sido traducidas a varias lenguas y han marcado la historia de la literatura universal. Entre lo más relevante de su literatura se encuentra  AuraLa Muerte de Artemio CruzLa Región Más TransparenteLa Cabeza de la Hidra, Terra Nostra, Gringo Viejo y muchísimos escritos más. 
Este singular narrador también fue un devoto y apasionado del séptimo arte, que preparó numerosas adaptaciones al cine: creaciones suyas y de otros autores. Con su íntimo amigo, el colombiano Gabriel García Márquez, coescribió mucho de sus escritos cinematográficos.
Su primera incursión en el medio,  fue con El gallo de oro, de Roberto Gavaldón; en cuyo desarrollo del guión, trabajó con Gabriel García Márquez. También escribió el guión de  Las dos Elenas, cortometraje basado en su cuento homónimo y  dirigido por José Luis Ibáñez. El de Pedro Páramo, lo hizo en colaboración con Manuel Barbachano Ponce de la novela de Juan Rulfo y con Carlos Velo como director. En Las Cautivas, nuevamente escribió para José Luis Ibáñez. Luego adaptó su cuento, Un Alma Pura para Juan Ibañez. Con Aquellos Años, cinta dirigida por Felipe Cazals, escribe un libreto donde aborda la vida histórica de Benito Juárez. Después, se hizo cargo de la escritura de Ignacio, del director francés François Reichenbach, basándose en otro cuento de Rulfo. Nuevamente, escribió en coautoría con Márquez, Tiempo de Morir, que dirigió Arturo Ripstein. Del mismo modo, escribió Los Caifanes  Junto con el director de la cinta, Juan Ibañez. En 1985, Jorge Alí Triana, realizó el remake de Tiempo Morir y en 1997, el escritor, participó como guionista del documental Rubén Jaramillo, 1900-1962 de Óscar Menéndez.
Algunas de sus novelas y cuentos, también llegaron a la pantalla grande: Las Diabólicas del Amor, cinta italiana, fue una  adaptación de su novela corta Aura. La Cabeza de la Hidra fue filmada por el director Paul Leduc, con el título de Complot petróleo: La cabeza de la hidra,  adaptada por el mismo Fuentes. Para Hollywood, Luis Puenzo realizó Gringo viejo. También Sergio Olhovich adaptó y filmó el relato Muñeca Reina, y Orlando Medino hizo el mismo proceso, con el cuento Vieja Moralidad
Para televisión, Fuentes grabó la serie El Espejo Enterrado, que se comenzó a difundir en 1992 y sobre la que publicó su libro homónimo.
Como gran cinéfilo, Fuentes se refirió al séptimo arte, como una de sus grandes pasiones. Él cuenta, que le gustó el cine desde la infancia. Desde que vio por primera vez a Greta Garbo. Entonces, se convirtió en acérrimo admirador de la pantalla grande. También por ahí relatan, que estuvo a punto de nacer, durante una función de una película. Quizás esas fueron algunas de las principales razones de su devoción al celuloide,  quizás.  Pero lo cierto es que él que se enamora del cine; vive fascinado por sus encantos, hasta el fin de su existencia. Como le sucedió, al mismo Carlos Fuentes.

El Noticiero 29 de marzo 2015.


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